miércoles, 17 de agosto de 2011

Las diosas con las que los hombres sueñan


Mentiría si dijera que a los hombres no se nos van los ojos por esas féminas a quienes se les designa como divas, incluso a los caballeros a los que el Viagra ya no nos hace ni cosquillas.


Y la razón es más simple de lo que se pueden imaginar…
Y no, no es porque los hombres seamos unos perros –lo cual es un cumplido y no un insulto para nosotros–, la razón es porque el cuerpo de la mujer es en verdad hermoso. A diferencia del de los hombres, que fuimos esbozados en forma “recta, plana y desnivelada” –por no decir “descuadrada”–, las mujeres fueron delineadas con curvas, contornos y despeñaderos, lo que hace que los ojos tengan más terrenito para deambular y se aburran menos.
Adicionalmente, la piel de las mujeres es visualmente más llamativa, uniforme y suave al tacto, mientras que la de los hombres es velluda, carrasposa y con más tonalidades que un arcoíris. Para resumir, el cuerpo de una mujer es artística y visualmente mucho más atractivo que el del hombre –una mujer desnuda es una “obra de arte tallada por el creador”, un hombre desnudo es una “obra a medias diseñada por el IDU”–; lo que dio origen, desde el principio de todos los tiempos, a la plácida profesión de “diva”.
Las divas en la antigüedad bailaban y actuaban en ropas ligeras con el fin de “entretener” –léase: “atontar”– a quienes contemplaban sus movimientos y la sinuosidad de sus cuerpos. Nada ha cambiado desde entonces, sólo que ahora en vez de hacerlo en teatros y cortes, las divas lo hacen en la televisión, el cine y en una que otra revista para “caballeros”.
¿Esto demuestra que los hombres nos morimos realmente por las divas? Mmm… sinceramente… no –pero no le digan a nadie, que no salga de esta revista–. Puede que los hombres seamos descuadrados, mal diseñados y hasta perros –je, je, je–, pero aunque parezca lo contrario, no somos tan tontos. Los hombres sabemos que las divas son sólo “para mirar y no tocar” –bueno, una tocadita si se da el papayazo no está mal, pero hasta ahí–.
La gran mayoría de hombres no cambiaríamos NUNCA EN LA VIDA a una BIT* por una diva, las razones las detallo en el cuadro comparativo siguiente, pues aunque se diga lo contrario, la mejor forma de “conocer” es “comparando”. Con lo expuesto, no estimulo la desaparición de las divas, por el contrario incito a que más mujeres, si tienen con qué, se unan a esta altruista profesión. Altruista porque está comprobado científicamente que mirar mujeres atractivas en ropas diminutas –o sin ropita–, hace que los hombres vivamos más y en mejor estado de salud; esto se debe a que la excitación provoca que el corazón lata mucho más rápido, lo cual mejora la circulación sanguínea y evita los ataques cardiacos. Con razón dicen que Dios es misericordioso.
Mujeres BIT* vs. Divas
• La Mujer BIT* es todo terreno –por eso es “berraca”– lo que la hace la pareja ideal para luchar y salir adelante en un país en donde el que no corre vuela.
• La diva no se le mide a todo, lo que hace que cuando uno se está preparando para luchar, ella ya hace r-a-t-o que lo dejó botado.
• Los hombres somos lo más “impulsivo” –léase “ganoso”– de este mundo, lo que hace que queramos hacer el amor al levantarnos, a la hora del desayuno, antes del desayuno, al almuerzo, antes del almuerzo, a la hora de la cena, antes de la cena, a las onces, a las medias nueves, a la hora de acostarnos –y en las horas intermedias del día–, razón por lo que una BIT*, “todera”, nos cae como anillo al dedo –pues están listas “para todo”–.
• Con una diva hay que sacar cita tan sólo para darle un beso, pues jamás va a querer que uno le corra el labial, o la despeine, y sí que menos que la revuelque. Las BIT* son aterrizadas, lo que hace que los hombres les mostremos nuestra alma.
• Las divas levitan, lo que hace que los hombres le mostremos sólo lo que tenemos en el bolsillo. Las BIT* siempre tienen presente que, ante todo, son mujeres –lo que las hace
• tan enteramente bellas–.
• Las divas, por lo general, se han olvidado que alguna vez fueron mujeres –lo que las hace tan lejanas como las estrellas–.
• Cualquier BIT* podría ser una diva –si así lo quisiera–. No toda diva podría ser una Mujer BIT* –por más que quisiera–.

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